Por Juan Camilo Botero, Sintonía de Vida

“Fue una noche mágica”. Así le dijo Carlos a su amiga del alma, luego de escuchar canciones de Juan Gabriel, conversar alegremente del pasado y beber un Rioja Bordón gran reserva con unos toques amaderados. Conocía a Venus desde hacia cincuenta años. Habían ido a la misma escuela, un lugar con árboles misteriosos, animales fascinantes y una enseñanza flexible. Admiraban profundamente a su maestra de artes, a la que llamaban de cariño “la gata” por su sabiduría, intuición, generosidad y creatividad.

Corría el año 1985. Venus trabajaba en una empresa cerca del centro de Ciudad de México. El reloj marcaba las siete de la mañana. Salió muy temprano de la casa de Carlos a su oficina cerca del Hotel Regis, luego de realizar una rutina de treinta minutos de ejercicio aeróbico y de un desayuno ligero. Carlos presentía algo y comenzó a sentir dolor en su pecho, una opresión, un peso, un ardor, un pinchazo breve, creía que iba a morir. En la mesita de noche el calendario evidenciaba que era diecinueve de septiembre.

¿Qué es el dolor en el pecho?

El dolor en el pecho es una consulta frecuente en los servicios de urgencias y en consultas médicas generales que genera una alarma y lleva a la preocupación y a emociones como el miedo y la angustia. Se puede describir como opresivo y punzante, o una sensación de muerte.

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Es importante siempre realizar una adecuada historia clínica para definir su aparición, localización, intensidad y irradiación. Hay que tener en cuenta antecedentes personales como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, el tabaquismo, la dislipidemia y se debe hacer un examen físico completo para luego establecer qué ayudas diagnósticas son necesarias conforme al criterio médico.

Las causas de dolor en el pecho son múltiples:

  • Puede ser de origen cardíaco, como la angina de pecho, el infarto de miocardio, la disección de aorta o las enfermedades de la válvula aórtica. 
  • También puede ser de origen no cardíaco, como son las patologías por reflujo gastroesofágico, la gastritis, las úlceras gástricas, los dolores musculares o del cartílago como la costocondritis, los coágulos en el pulmón y por patologías psiquiátricas como los trastornos de ansiedad y de pánico.

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Algunos estudios han demostrado que una de cuatro personas que acuden a urgencias por un dolor en el pecho tiene un ataque de pánico y se acompaña de palpitaciones, asfixia, náuseas, calambres y mareo.

Dos de cada diez personas con dolor en el pecho que consultan por urgencias presentan una enfermedad coronaria, siendo la primera causa de muerte a nivel mundial y es por esto que se debe descartar primero la etiología cardíaca para luego continuar con las causas no cardíacas que también son de suma importancia.

Aprender una lección

Carlos era un hombre irascible e iracundo, le decían que tenía una personalidad tipo A. Sentía angustia por el futuro y le habían diagnosticado un trastorno de ansiedad. Muchos aprendizajes del pasado quedaron guardados en el baúl de antaño y había olvidado cómo afrontar las consecuencias que nos depara el destino al ignorar su mundo interior.

Según su percepción creía que tenia el control de cada situación de su vida y estaba a punto de aprender una lección. 

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Carlos estaba en la cocina y rápidamente su apartamento se sacudió estrepitosamente, los vasos al caer al piso se rompieron en mil pedazos y todo se transformo en un caos. Su corazón palpitaba, la opresión de su pecho se incrementó, una sensación de ahogo recorrió todo su cuerpo. Se escondió debajo del marco de la puerta de su habitación. La vida en ciertas situaciones te mueve, te pone incómodo y aprendes que el tiempo pasa inexorablemente.

El rugido de la tierra se apaciguó luego de tres minutos, prendió el canal 2 y enmudeció. En Televisa las imágenes eran dantescas. Un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, el cual se había originado en las costas de Michoacán, produjo el colapso de muchos y apagó el sueño de otros.

Los síntomas

El dolor en el pecho por ansiedad no dura más de 10 minutos, es breve pero intenso, presentándose como una punzada que ocasiona una sensación de asfixia, sin la exigencia de algún esfuerzo. La respiración, al ser desorganizada y pesada, produce dolor muscular y tensión en los músculos del pecho y en la región costal.

El aumento de la adrenalina y del cortisol origina palpitaciones, La digestión se vuelve lenta, lo que puede ocasionar gases, y entras en un estado de alarma y si este se perpetúa origina estrés crónico y patologías como el espasmo de las coronarias y la miocardiopatía de Takotsubo, que ocurren al contraerse los vasos sanguíneos y al aumentar el bombeo del corazón 

Esta relación psicosomática conlleva a manifestaciones corporales al presentarse una emoción de miedo y de angustia; la sensación de morir lleva a un malestar recurrente y a fracturar la vida de la persona, ocasionando un agotamiento permanente.

Si presentamos dolor en el pecho lo primero es buscar ayuda y descartar enfermedades graves, luego si se define que se asocia a un trastorno de ansiedad es muy útil la terapia cognitiva conductual para reprogramar la mente, expresar nuestras emociones y tener una actitud diferente ante la vida. También es útil el mindfulness, como una herramienta para lograr centrarnos en el presente.

Es importante insistir en tener hábitos saludables, evitar el tabaquismo, hacer ejercicio moderado y una alimentación sana. La necesidad de tratamiento farmacológico lo definirá el profesional de salud.

Carlos recordó las enseñanzas de su maestra años atrás: se calmo, pensó, respiró lentamente y gestionó sus emociones. En su mente salían, de un baúl que estaba guardado hace muchos años, la valentía, la paciencia, la serenidad y entendió que solo tenía control de una cosa: de sus pensamientos. Venus entro apresurada, abrazó a Carlos y un silencio desbordó la habitación, construyendo nuevas estructuras en su interior.

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