Por Juan Camilo Botero, Sintonía de Vida
Es un día fresco y cálido de primavera, la brisa golpea en lo más alto de un árbol de cerezo con hermosas flores de variados colores donde sobresale el rosa pálido y una mariposa monarca, que recuerdan las historias de samuráis y de la impermanencia de la vida.
Decidí caminar con mi abuelo por este lugar mágico, quien a pesar de padecer algunas enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial y los problemas cardiacos, goza de una lucidez mental y un optimismo que se contagia con solo ver sus ojos amarillos como dos girasoles. De la nada aparece una mujer joven con su kimono celebrando el hanami y celebrando un día más de vida, o por lo contrario un día menos.
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Pacho, como le dicen a mi abuelo, me cuenta una anécdota sobre los árboles de cerezo. La flor de cerezo florece al comienzo de la primavera, tiene un carácter simbólico asociándola a la fragilidad, la sencillez, la inocencia y lo etéreo que es la vida. Tiene uso en las enfermedades crónicas como diurético.
Lo acompaño al hospital Ikigai, especializado en enfermedades crónicas, a visitar al doctor Nauj Oretob, experto en la relación entre la mente y el cuerpo, para aprender cómo afrontarlas.
Antes de ir a la oficina del doctor, hay una escena que me impacta, en la cual están tres médicos con batas de colores rosa pálido, con una presencia que transmite calma y tranquilidad. Los escucho conversando sobre las enfermedades crónicas y el valor que le podemos dar a nuestra existencia sin pensar que tenemos el control de cada situación o inclusive aprender de la incertidumbre.
¿Qué son las enfermedades crónicas?
Las enfermedades crónicas no transmisibles son patologías de larga duración. Algunas de ellas son:
- La hipertensión arterial
- La diabetes mellitus
- La migraña
- La artritis reumatoide
- La demencia
- Las enfermedades coronarias
- La fibromialgia
- El síndrome de fatiga crónica
- Las enfermedades respiratorias como el enfisema
- Las enfermedades mentales que pueden llevar a recaídas, ingresos hospitalarios, múltiples visitas médicas, tratamientos frecuentes o la negación a estos. Incluso puede llevar a estar confinados y aislados alterando su vida social y familiar.
Las enfermedades crónicas pueden generar angustia por miedo a la muerte, al abandono o a perder su independencia; se aumenta la sensación de fragilidad, fatiga en la familia por el síndrome del cuidador fatigado y temor a la invalidez, lo que lleva a trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.
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En un estudio publicado en Psicoongología por Rui Yan y colaboradores en junio de 2019, se evidenció una relación de depresión, ansiedad y la relación con enfermedades crónicas en pacientes sobrevivientes de cáncer.
Las enfermedades crónicas son responsables del 63 % de los decesos a nivel mundial según la Organización Mundial de la Salud, concentrándose en países de ingresos bajos. Estas obligan a estar alertas ante cualquier situación y de los mismos factores de riesgo para lograr prevenir la cronicidad y tener un impacto en la salud y bienestar de cada enfermo.
Al entrar a la oficina del doctor Nauj, este nos recibió inclinando su cuerpo hacia adelante y con unas palabras muy cálidas. Era un consultorio diferente, nos sentíamos en la sala de nuestra casa. En la pared de color naranja colgaba su diploma sobre manejo integrativo de las enfermedades crónicas. Nos ofreció té verde con una serenidad que nos recordó aquellos silencios que se hacen en casa cada mañana al meditar en familia.
Se sentó y nos dijo: “los seres humanos tenemos grandes recursos y mecanismos para adaptarnos y tener la reacción apropiada en cada circunstancia de la vida, esto nos proporciona darle sentido al destino y tener una razón de ser, es por lo anterior que nuestro hospital se llama Ikigai, la razón de ser es crear salud y bienestar».
Para afrontar las enfermedades crónicas podemos hacer cosas como las siguientes:
- Cambiar nuestras creencias y darles un valor optimista y no derrotista
- Asumir el proceso desde la realidad con una actitud madura y serena
- Buscar ayuda y vincularnos con amigos y familiares para reducir el impacto de las enfermedades
- Realizar actividades al aire libre como visitar la naturaleza o en nuestra casa para darle sentido a nuestra vida
- Transitar y gestionar nuestras emociones para evitar bloqueos emocionales
- Hacer ejercicio y dormir adecuadamente
- Gozar de un control nutricional de forma continua
- Obtener información del personal de salud de confianza para resolver las dudas y no generar angustia y lograr un seguimiento personalizado.
Según un estudio publicado en Int J Neurosci en el 2017, los pacientes con enfermedades crónicas como la cerebrovascular mejoraron los síntomas de ansiedad y depresión al salir de paseo al bosque, siendo impactando inclusive en los marcadores inflamatorios en sangre.
Nos despedimos del doctor Nauj, salimos del hospital y, al lado del árbol del cerezo, un cartel tenía inscrito el siguiente mensaje de Franklin Adams: “la salud es lo único que nos hace sentir que este momento es el mejor del año”. Tranquila y atentamente nos miramos a los ojos y una flor rosa pálida cayo a nuestros pies.