Estrés crónico:
La historia real de un adolescente
En mi infancia hasta los 15 años padecí una enfermedad que me producía miedo e incertidumbre, completamente discapacitante; era el asma, una patología que obstruye las vías aéreas por inflamación y que mejora con broncodilatadores y esteroides .
Casi todos los días me levantaba con una sensación de ahogo, tosiendo y con unos “pajaritos” (decía yo), en mi pecho que me producían angustia, rabia, temor, toda las emociones más negativas y que no gestionaba y obviamente estrés.
Cada mañana al llegar al colegio y comenzar una nueva jornada deseaba tener un día normal, pero imagínense a un adolescente con toda la energía y vitalidad que da la juventud, querer jugar fútbol, correr o hacer una actividad física en compañía de sus amigos y compañeros y no poder hacerlo, ya que inmediatamente si lo hacía comenzaban los síntomas incómodos, en realidad a veces pensaba que quería mejor morir.
En mi mente se estaban apagando mis conexiones neuronales y mi voz interna me decía que jamás podría tener una vida normal, literal me sentía una víctima; todo era un drama en mi vida adolescente y sentía que nunca no podría escapar de esa realidad.
No recuerdo ya, cuantas veces mi madre fue llamada al colegio por que su hijo tenía una crisis y me trasladaban a urgencias, donde me inyectaron esteroides para evitar más crisis y un evento más grave; ahí va otra cosa, las inyecciones, las odie de verdad las odie.
En estas circunstancias seguían presentándose en mí todas esas emociones como les conté unos párrafos atrás inadecuadamente gestionadas de las cuales me dejaba llevar.
Las emociones son información y motor que conducen la vida y si no se logra gestionarlas, se entra en un colapso o estrés crónico llevando a una vida automática sin placer donde todo se verá como una tragedia, como una amenaza, aumentado hormonas que producen enfermedades cardiovasculares, problemas somáticos , alteración del sistema inmune, insomnio y bloqueos mentales.
La ansiedad nos sirve para entender qué pasa en nuestro organismo y definir qué cambios podemos hacer para no olvidarnos de nosotros, tener más coraje y autoestima, pero ojo no podemos quedarnos eternamente en ese estado ansioso y de estrés.
Te doy algunos consejos para controlar el estrés y la ansiedad:
Confía en ti y comprende que tienes las herramientas para vencer cada circunstancia adversa y aprender de la adversidad para fortalecerse día a día .
Evalúa tu diálogo interno y evita los pensamientos irracionales limitantes.
Siente tus emociones, cómo reaccionan en tu cuerpo y así te irás conociendo a ti mismo.
Permítete cometer errores y no ser perfeccionista.
Ríe y no olvides a tu niño interior que a pesar de caerse, se levantaba nuevamente.
“Cuando vuelves a tu esencia , te reencuentras con tu propósito”
Juan Camilo Botero.