Por Juan Camilo Botero, Sintonía de Vida

Ingreso a la casa de Tatai, un explorador innato de cuarenta años quien en algunas circunstancias de su vida estuvo en la oscuridad para surgir posteriormente como el ave fénix de las cenizas y emprendió una aventura hacia su conciencia. En la actualidad vive en una casa muy acogedora que se ubica hacia el oriente de una ciudad primaveral. Hoy es un día que invita a visitarlo. Las flores de diferentes colores me reciben con una profunda calma, con la dignidad de la naturaleza y su danza multicolor. 

Su hogar tiene unas ciertas particularidades: no hay teléfono, ni televisores, ni grandes lujos; sin embargo, se respiran una inmensa tranquilidad y armonía, y pienso que la vida no es complicada, la complicamos nosotros mismos y hacemos de ella un nudo gordiano.

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Y así, las casas son en ocasiones como la vida, están llenitas de recuerdos, momentos de aprendizajes, y cada espacio evoca experiencias diferentes que nos han hecho crecer como seres humanos. 

Tatai, como le solían llamar sus padres en su infancia, está sentado en su silla, muy cómodo y relajado con su espalda recta y el cuello alargado con una postura amable y gentil, respirando lenta y profundamente, expandiendo su abdomen y llevando la atención a la entrada y salida del aire por sus fosas nasales. Cada respiración que hace lo relaja más y más, y la agitación de su mente se va reduciendo. Tatai está practicando mindfulness.

¿Qué es mindfulness?

Mindfulness es una práctica de atención plena para conectarnos con el presente, con el ahora y evitar estar en el pasado y en el futuro. Este permite hacernos conscientes de quiénes somos para volver al equilibrio, nos brinda la creatividad de fluir y la serenidad para ampliar la conexión de nuestra mente y cuerpo. 

La palabra mindfulness viene del idioma palí, sati que significa conciencia y atención en el momento presente, es ver las cosas como son.

El pionero del mindfulness en Occidente fue el doctor Jon Kabat-Zinn, quien basado en la interacción entre mente-cuerpo, propuso el uso de la atención plena como una terapia clínica para afrontar la enfermedad, el estrés y el dolor.

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Es así como el mindfulness permite encontrar nuestra esencia, evitar estar en modo “piloto automático” permanentemente, elevar nuestro amor propio, mejorar nuestra creatividad al activar procesos cognitivos superiores, gestionar mejor las emociones y tener compasión con nosotros mismos y con los demás.

En una encuesta realizada a 213 clínicos y aprendices se evidenció que la resiliencia, la atención plena y la autocompasión mejoran la salud mental, aumentan la calidad de sueño y disminuyen el estrés de cada uno de los participantes, lo que llevó a aumentar el grado de satisfacción personal. 

Sus beneficios

La práctica de mindfulness ha demostrado que tiene varios efectos positivos en la modulación de ciertas sustancias, como por ejemplo:

• Disminuye el cortisol (elevado en situaciones de estrés)
• Aumenta el DHEA (Dehidroepiandrosterona, creando un ambiente de calma)
• Eleva la serotonina (neurotransmisor implicado en la felicidad)
• Controla la presión arterial al bajar la respuesta del sistema nervioso simpático, entre otros.

Lo anterior hace que mindfulness se convierta en una herramienta muy útil en el campo de la psiquiatría, para el manejo de enfermedades como la depresión, la ansiedad, el déficit de atención e insomnio por citar algunas. 

Igualmente, el mindfulness permite controlar otro tipo de entidades como el colon irritable y el dolor crónico. En un estudio de 342 adultos con dolor lumbar crónico se demostró que la reducción de estrés basado en mindfulness causó gran disminución del dolor a las 26 semanas de terapia. 

Observo en detalle a Tatai…. hace una respiración profunda y lentamente abre los ojos, estira sus brazos y pies. Voltea su cabeza, me mira, sus ojos siguen reflejando esa seguridad y tranquilidad infinita, y finalmente me saluda con un abrazo fraternal.