Por Juan Camilo Botero, Sintonía de Vida

Es un domingo como cualquiera en una ciudad gris. Las nubes, del mismo color, tienen forma de interrogantes, los edificios son negros y las calles de asfalto están oscuras y repletas de múltiples transeúntes que caminan adormilados, como aquellos robots que luchaban en la televisión para salvar al planeta de un peligro inminente. Parecen personajes muertos en vida como en The Walking Dead, inclusive pudiera decirse que quien cuente esta historia también yace en un sueño profundo o está en un estado zombie. 

Este domingo se detuvo, no quiere que llegue el próximo día y cada vez aumentan más las cenizas.

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El metro anda raudal sobre los rieles fríos y en su interior, figuras melancólicas, apagadas observan por las pequeñas ventanas cómo llueve a cántaros y los relámpagos toman una foto en negativo de la ciudad gris. El sonido de los violines, a lo lejos, evoca un momento de nostalgia y añoranza.

Por una ventana se asoma una mujer de unos cuarenta años, pelo corto de color castaño, ojos cafés, boca pulida, su voz apagada grita algo que no se logra entender, posiblemente lleva una pena en su mochila de viaje; lo imagino, aunque no me crean del todo, porque en ocasiones las verdades son mentiras y las mentiras pueden ser verdades, sin embargo, pensemos que en sus ojos se extinguió, se sofocó la llama de su existencia. Por su mente navegan más de sesenta mil pensamientos catastróficos, le pesan se han convertido en un lastre. Esta enferma del cuerpo y del alma.

Hablemos de la psiconeuroinmunología

¿Te has preguntado cómo interaccionan los sistemas nervioso, endocrino e inmune? Entonces llegaste al lugar indicado para que conversemos de un tema fantástico en el que, como te das cuenta, no existe la separación entre el cuerpo y la mente.

La psiconeuroinmunología, que a partir de ahora la llamaremos PNI, es el campo que estudia la relación de los diferentes sistemas de nuestro cuerpo y cómo interactúan entre sus conexiones psicobiológicas, culturales y sociales. Estas pueden llevar en definitiva a un estado de bienestar o, por lo contrario, al inicio de diversas enfermedades al comprometer la homeostasis o el equilibrio cuerpo-mente. Afortunadamente esta disciplina tiene algo en común que nos ayuda a trabajar en cooperación con diversas especialidades y profesionales.

Seguro te ha sucedido que en situaciones estresantes percibes cambios en tu cuerpo y en tus emociones como dolores, miedo o ansiedad, y además te sientes más vulnerable e incluso te enfermas más fácil, y hasta podrías tener infecciones virales por la disminución de tus anticuerpos, como lo demostró en los años 60 el doctor George Solomon. Eureka, esto es la PNI, una rama de la ciencia que nos ayuda a entender las conexiones entre el sistema nervioso y sus procesos tanto psicológicos, endocrinos e inmunes. 

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La unión entre la mente y el cuerpo fue descrita por Hipócrates, quien pensaba que la enfermedad era un desajuste de los humores internos. Este punto es interesante, reconociendo que los temores y las pasiones de la mente pueden afectar a todos los sistemas corporales y que las emociones influían en el inicio de las enfermedades autoinmunes, como se menciona en esta revisión de Stojanovich y colaboradores.

En los años 70, el psicólogo Robert Ader y el inmunólogo Nicholas Cohen acuñan el termino de PNI, que nace del resultado de sus experimentos basados previamente de Metalnikov y Chorine (alumnos de Pavlov que analizaban los condicionamientos en animales) al estudiar cómo el cerebro puede interferir con el eje hipotálamo- hipófisis- adrenal, es decir con el sistema endocrino, y estos a su vez con las células inmunitarias y los órganos linfoides.

Las hormonas neuroendocrinas desencadenadas por el estrés conducen a una desregulación inmunitaria que lleva en última instancia a la génesis de patologías cardiacas, enfermedades inflamatorias crónicas, cáncer, asma, enfermedades reumatológicas e infecciones virales.

La huella de ceniza

La mujer de pelo castaño salió de su jaula, bajó una a una las escaleras del metro, se agarró fuerte del pasamanos y descendió lentamente en cuenta regresiva de diez a uno hasta llegar al primer escalón. Al acceder al segundo vagón se dio cuenta de que la gran mayoría de personas estaba conectada a sus celulares, y a su vez desconectados, observando sus pantallas en las que las noticias hablaban de fracasos y derrotas.

Su madre la estaba esperando en la parada de la esperanza, en la estación del recuerdo para ir a visitar a un ser que fue su maestro, su mejor amigo, su padre. Murió luego de una pandemia que afectó al mundo, dejando una huella de cenizas en muchos seres humanos al perder a aquellos que amaron. Toda esa ceniza transformó a la ciudad en una urbe gris, apagada sin retorno. Por la ventana, dos pájaros con plumaje naranja vuelan sin prisa, libres, con la seguridad de avanzar, de seguir adelante. 

En su mente ella tiene un diálogo: “luchamos continua y dementemente contra el destino, nos fatigamos, fallamos, nos caemos y en ocasiones sentimos que toda está perdido”.

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La PNI tiene un campo de acción amplio y sirve de guía para el estudio de la influencia del estrés y la inmunidad; de la actividad de las hormonas en los efectos de los neurotransmisores; de cómo las conductas tienen un efecto real sobre el sistema inmune y endocrino; de los rasgos psicológicos o enfermedades mentales que influyen en el inicio de las enfermedades; de cómo tener depresión se relaciona con el aumento de moléculas inflamatorias como las citoquinas y el aumento del cortisol, que produce un bloqueo de las defensas del cuerpo. La generación de pensamientos y emociones adaptativas disminuye el cortisol, la hormona del estrés, y refuerza nuestro sistema inmune.

El cuerpo tiene la capacidad para regular sus comportamientos y modificar su fisiología al tener una introspección para obtener una perspectiva diferente de sus propias historias y de lo acontecido en cada momento de su vida, sea el pasado, el presente o su futuro. 

¿Cómo fortalecer los sistemas y mejorar las defensas?

-Pensamientos realistas sin estar en burbujas de felicidad perpetua, aceptando que las cosas son como son y podemos continuar avanzando.

-La vinculación o el trabajo en grupo nos mejora el sistema inmune al aumentar la oxitocina y disminuir el cortisol. Al expresar lo que pensamos y sentimos nos abrimos para evitar ahogarnos con las emociones.

-La atención centrada en uno mismo nos lleva a ser conscientes de las experiencias internas, de la ansiedad, de la incertidumbre y al entrar en contacto con la realidad personal nos enfrentamos al miedo por medio del mindfulness o de la meditación. 

-Alimentación consciente que sea rica en frutas y verduras con vitaminas como la  A, la C y la E, micronutrientes como el zinc, el selenio, el hierro y grasas monoinsaturadas como el aceite de oliva,

-Realizar la actividad física de tu gusto para favorecer la flexibilidad y oxigenar las células del cuerpo.

El encuentro con su madre fue un bálsamo para su existencia. Llegaron a la lápida donde yacía su padre, su héroe y con quien construía sueños con piezas de Lego. En el túmulo se podía leer: «Mi cuerpo es rígido, mi alma flexible y libre». 

Su madre le dijo: «hija mía, las situaciones de la vida nos enseñan a tener nuevos aprendizajes, cada problema que tengas es necesario para que lo puedas afrontar con sabiduría y valentía. No pierdas tiempo para vivir, recuerda que tienes el poder de cambiar tu vida y ser responsable de tus decisiones”.

Una serenidad desbordó el lugar, una sonrisa y unas lágrimas surgieron en su cara, llevándose su tristeza y refrescando tanto dolor. De aquella tumba dos pájaros de colores naranja alzaron vuelo y la mujer de pelo castaño dejó una rosa multicolor al lado de la lápida con el nombre de su padre y un lirio blanco profundo en la otra tumba, la de su madre, donde siempre la veía por los cielos.

Unas plumas de diversos tintes naranjas estaban entre las dos lápidas y en aquel momento mágico en su cabeza escuchó: “recuerda ser libre como un ave”. Se despidió de sus padres con una sensación de paz y enfrentó al pasado, a ese año ciego que vio, sordo que escuchó y mudo que gritó tan duro que nos enseñó que la vida siempre puede ser mejor. Se quitó su armadura gris que le pesaba para andar liviana, ligera y continuar sus sueños en una ciudad que era gris pero que ahora veía cómo en el cielo los destellos de un hermoso color naranja se extendían por todo el firmamento.

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