Por Juan Camilo Botero, Sintonía de Vida

La noche oscura se refleja en los ojos verdes brillantes de Penélope al asomarse por la pequeña ventana que parece un portillo, la cual apunta hacia el vacío del firmamento, sin vida, todo en caos. 

Una noche estrellada se perfila en lo profundo de la bóveda celeste, con sus nubes surrealistas que giran rápidamente y provocan cierto mareo e incomodidad. La luna melancólica canta con fuerza el preludio de Tristán e Isolda, y unas pequeñas lágrimas como rocío de diamante surgen de sus espejos del alma.

En su habitación gravita una foto en una mesa de color rojizo, de su primer trabajo como ángel, vestida de blanco y protegiendo la salud de un hombre estropeado por la vida.

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En la pared de color blanco profundo a la izquierda, una frase de Kafka acentúa la angustia de la situación de Penélope: “Cada hombre lleva en sí una habitación. Es un hecho que nos confirma nuestro propio oído. Cuando se camina rápido y se escucha, en especial de noche, cuando todo a nuestro alrededor es silencio, se oyen, por ejemplo, los temblores de un espejo de pared mal colgado”.

Al lado derecho de la pequeña escotilla, un cuadro que tiene un personaje lánguido pega un grito silencioso, de pánico, de angustia, de desconsuelo, y lentamente se difumina entre fiordos y pedazos de madera.

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A Penélope la desvincularon de su trabajo. Sus sueños y la confianza de aquellos que estaban a su lado en momentos de risas quedaron rotos, ahora solo aparecen en fotos del pasado y sus ilusiones se desvanecen como el humo luego de quemarse la leña. En su mente se libera una batalla campal para evitar que las neuronas pierdan la contienda contra un contrincante hostil: los pensamientos negativos y catastróficos. En el hipocampo de su cerebro, la memoria se ha reducido y los nuevos recuerdos se evaporan rápidamente. El oponente le ha ganado al factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF).  

¿Qué es el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF)?

Nuestro cerebro es un sistema perfecto y tan complejo que puede ser nuestro precursor de nuevas metas y objetivos o, por lo contrario, llevar a derrotas y fracasos, creando realidades quiméricas donde el miedo, la frustración y la angustia se convierten en ingredientes de nuestra existencia.

En los años 80 se descubrió una proteína que favorece el crecimiento de nuevas neuronas en las áreas del bulbo olfatorio, la corteza cerebral y del hipocampo, una región ubicada en el lóbulo temporal, útil para la memoria, el aprendizaje, la estimulación y las emociones.

Aprendimos que el BDNF puede ser un regulador de la plasticidad, mejorando las sinapsis entre neuronas, prevenir la muerte neuronal, proteger de enfermedades neurodegenerativas y evitar patologías de tipo mental como lo han analizado en diferentes estudios:

  • El BDNF pertenece a una familia de pequeñas proteínas secretadas, que incluyen también el factor de crecimiento nervioso, neurotrofina 3 y la neurotrofina 4, las cuales evitan la autofagia y apoptosis de las neuronas, evitando la muerte de estas células para lograr su regeneración, al estimular nuevas conexiones e impedir el exterminio neuronal, como lo han estudiado Graciano Leal y colaboradores.
  • El BDNF se destaca por sus altos niveles de expresión en el cerebro y su impacto en la comunicación entre las neuronas, con implicaciones en los procesos de memoria a largo plazo al unirse con receptores específicos para activar las uniones neuronales y llevar a cabo el proceso de neurogénesis o formación de nuevas neuronas. 
  • El BDNF puede disminuir en situaciones naturales como el envejecimiento, dietas ricas en azúcares, productos procesados y grasas saturadas o en circunstancias como el estrés crónico, lo que lleva a un aumento progresivo del cortisol y bloqueo de este factor, siendo una causa para la depresión, el síndrome del trabajador quemado, el insomnio, el incremento de suicidios o trastornos de la conducta alimentaria. 
  • Los niveles bajos de BDNF pueden estar involucrados en enfermedades como el Alzheimer o Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica, la esclerosis múltiple y enfermedades vasculares isquémicas como de una manera muy novedosa lo han estudiado Ceren Eyileten y colaboradores.

Conectarse con la esencia

Penélope recordó las enseñanzas de su maestro de jiu-jitsu años atrás, y utilizó una técnica que ella conocía a la perfección: la Kimura Lock. La practicó durante seis años y sabía que en algún momento llegaría la hora de usarla para detener al invitado no deseado y neutralizar su avance: ese pensamiento negativo. Reestructuró se mente, se conectó con su esencia, respiró tranquilamente y pudo notar cómo el BDNF aumentaba saludablemente; su sistema de defensa activó la comunicación entre sus neuronas, fortaleciendo su autoestima y su amor propio. 

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El pensamiento destructor se apagó fugazmente, volviendo la calma y la serenidad para mantener su mente en perfecto equilibrio.

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Podemos aumentar el BDNF mejorando nuestros estilos de vida al hacer ejercicio de forma regular y moderado entre 10 a 30 minutos, bailar, realizar yoga, consumir cúrcuma, arándanos, el aceite de oliva que  contienen flavonoides, escuchar música, pasear al aire libre bajo el sol, la vinculación social, el mindfulness y la meditación, posiblemente, al activar el nervio vago.  

Los ojos verdes color esmeralda de Penélope se encendieron de una energía vital que abrazó todo su cuerpo y un rayo de sol fragmentó la noche oscura para volver a comenzar otro día y volar como una mariposa sin mirar atrás y desapareció para vivir.